Don Juan Casusol propietario del ya mítico bar barranquino El Juanito deja, tras su reciente y triste partida, una historia digna de enmarcarse. El sitio ha sido habitual parada de notables músicos, cineastas, poetas, cantantes, fotógrafos, escritores, artistas y otras personalidades de desbordante talento y creatividad.
Juanito Casusol llegó a Lima desde su Lambayeque natal y el destino lo llevó a vivir a Chorrillos, muy cerca del que hoy es el bar más célebre de Barranco, es decir el suyo. Con apenas 12 años, como predestinado, don Luis Queirolo lo llevó a trabajar a su bodega de vinos que entonces tenía un nombre extrañísimo: El Arca de Noé.
Cuando Juanito cumplió 24 años, el ya anciano señor Queirolo le dio la oportunidad que había soñado desde que tuvo 16: le traspasó la bodega. Para entonces ambos ya eran socios.
El negocio se veía redondo, pero a plazos. El traspaso se tasó en cuatro mil soles de la época, 1937. El joven Juanito no lo pensó dos veces, dijo que sí y al año ya había saldado su deuda. Cuando don Luis Queirolo legó al joven lambayecano los libros contables del bar, emocionado, le dijo:
—Acá te entrego esta bandera, para que la pongas en lo más alto de Barranco.
Y vaya si Juanito lo hizo. De vivir ahora el buen Queirolo estaría más que satisfecho.
En este Bar han desfilado grandes personajes como el conocido cantante Español Joaquín Savina, y en cada visita al Perú.
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